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La Familia Y El Cuidado De Nuestra Casa Comun

Como comisión familia queremos proponer este tema para las fraternidades teniendo en cuenta el gran desafío que se nos presenta hoy, compartiremos sobre:

LA FAMILIA Y EL CUIDADO DE NUESTRA CASA COMUN.

 


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Family Commission imageOrdo Franciscanus Saecularis
Consilium Internationale
COMISIÓN FAMILIA
Silvia Diana OFS

 

Como comisión familia queremos proponer este tema para las fraternidades teniendo en cuenta el gran desafío que se nos presenta hoy, compartiremos sobre:

LA FAMILIA Y EL CUIDADO DE NUESTRA CASA COMUN.

Nuestro Papa Francisco nos dice:

´ «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»

Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.(Laudato Si 1-2)

Nuestra Regla nos pide:

“Sientan, además, respeto por las otras criaturas, animadas e inanimadas, que “de ti, Altísimo, llevan significación “  y procuren con ahínco pasar de la tentación de la explotación al concepto franciscano de la fraternidad universal.”  (Regla OFS 18)

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“Las razones de los graves problemas actuales de deterioro ambiental son complejas, pero es indudable que una de las principales causas es el modelo actual de desarrollo económico injusto y depredador.

El sistema económico subyacente a la división Norte-Sur es también la causa de la explotación de naturaleza. Con su estilo de vida consumista, los países ricos atacan el medio ambiente, lo reducen recursos y producen una cantidad de residuos que el medio ambiente no puede absorber. Incluso los países los pobres utilizan sus recursos para luchar contra la miseria en la que viven. Ellos son los responsables de todo esto no solo los gobiernos y los organismos internacionales y transnacionales, sino también los ciudadanos que, liderando una vida consumista, refuerzan este modelo de desarrollo y consumo.

Por tanto, es necesario cambiar el modelo de desarrollo actual a favor del desarrollo sostenible.

Para cambiar la forma de producir y consumir con modelos verdaderamente sostenibles, también es necesario cambiar nuestro estilo de vida, nuestro comportamiento diario que, a veces incluso inconscientemente, está contribuyendo al deterioro del medio ambiente.

Por tanto, nos gustaría centrarnos ahora en este último aspecto. Queremos revisar cuál es el impacto sobre el entorno de nuestra vida individual y la vida de nuestras comunidades para tomar medidas que nos permitan mejorar nuestra relación con él.”

Pero los franciscanos y franciscanas también formamos parte de la sociedad civil, lo que influye en nuestros estilos de vida: algunos son buenos y sostenibles, otros no. Para lograr que nuestro estilo de vida sea más sostenible y porque respetamos la creación y la cuidamos realmente, debemos transmitir los valores de nuestra espiritualidad franciscana al mundo de hoy.

¿Pero cómo hacerlo? ¿Cuál es nuestra contribución a un estilo de vida sostenible y cuáles son las posibilidades de un cambio concreto? ¿Qué debemos cambiar en nuestra vida para que las cosas realmente mejoren?”

(La Salvaguardia del Creato Nell a Vita Quotidiana dei Frati Minori. Ufficio Giustizia, Pace e Integrità del Creato Roma, 2011)

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Vamos a trabajar juntos en fraternidad con la metodología ver, juzgar y actuar.

VER: En este espacio vamos a leer dos experiencias de vidas, para ayudarnos a reflexionar sobre el tema propuesto:

Familia y acciones concretas, Alejandro Natali OFS

Soy Alejandro,OFS, vivo en Junin, (Bs As), Estoy casado con María Eugenia, y tenemos tres hijas: María del Pilar, Valentina y Belén. Vivimos en un departamento, que si bien es cómodo y amplio, el único espacio abierto disponible es un balcón de 3 x 1 mt.

Alejadro FamilyEl cuidado de la casa común, es un tema que nos involucra a todos, independientemente de que hagamos o no acciones para cuidarla. En nuestro caso particular, hay acciones que se llevan a cabo de manera personal y otras de forma familiar. Reconozco que muchas acciones que se pueden realizar en un hogar, muchas veces no se realizan por comodidad, otras por desconocimiento, y otras por no contar con herramientas y lugar adecuado para dichas acciones. Por ejemplo, en nuestro hogar, los residuos hay que descartarlos embolsados, ya que de otra manera se haría mucho lio y produciría mucho olor. Por lo tanto, aún sabiendo que las bolsa tardan muchísimos años en descomponerse, no es posible dejar de usarlas. Los desechos orgánicos, los usamos para realizar compost, pero solo una pequeña parte, ya que, como dije anteriormente, solo contamos con un balcón pequeño, y el compost lo realizamos en macetas, y después lo usamos para plantas decorativas y algunas plantas que producen frutos comestibles (Tomate, ají, etc) Otras de las acciones que se realiza en casa (en rigor de verdad, lo lleva adelante María Eugenia) es la realización de ladrillos ecológicos. Consiste en llenar botellas de plástico con papeles de nylon o de origen plástico, que luego son llevadas a centros de recolección para ser reciclados. También se reutilizan los frascos de mermeladas (y algún otro producto) para la realización de souvenires, lapiceros y otros fines. También los envases de plástico los reutilizamos para macetas y almácigos, entre otras utilidades.

Es difícil el cambio, pero no es imposible, pero es necesario hacerlo, por nosotros, pero sobre todo por nuestros hijos, ya que además de beneficiarlos directamente con el cuidado de la casa común, también es una forma de educarlos, y de que ellos mismos tomen conciencia y se “habitúen” al cuidado de la casa común en las pequeñas acciones cotidianas.

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Alumnos Solidarios, Familias Comprometidas. Guadalupe Romero, OFS y Docente franciscana.

Feeding the hungry outside shrine
Alimentando a los hambrientos fuera del santuario

En el ingreso a la escuela donde trabajo se ve un gran cartel que dice “Escuela Verde”. En principio el cartel hacía referencia a un proyecto vinculado con la separación de residuos en origen. Poco a poco la mirada “verde” fue incluyendo diferentes realidades. Empezamos a mirar un poco más allá del predio del instituto y descubrimos gente viviendo en situación de calle. Los alumnos del último curso junto a referentes pastorales organizaron un desayunador para estos hermanos que funcionó durante muchos años en la puerta del Santuario de Pompeya los días martes. Esta propuesta no sólo se ocupó de “dar de comer al hambriento” sino que permitió vincular a varios hermanos con otros servicios que brinda la Pastoral Social del Santuario. Algunos volvieron a tener su documento de identidad, otros pudieron gestionar la jubilación, algunos consiguieron alojamiento para las noches… lo que más recuerdo de esa experiencia es el encuentro de las miradas, los ojos de los alumnos se encontraban con los de aquellos hermanos, su orfandad mutaba por un rato y todos eran una gran familia. Dejaron de ser para nosotros un número de una estadística para en convertirse hermanos concretos, nombres concretos, historias concretas que se entrelazaban con nuestra propia historia.

Breakfast table outside shrine
Mesa de desayuno fuera del santuario.

Detrás de cada estudiante estaban sus familias. Al enterarse del proyecto muchos empezaron a colaborar para sostener materialmente al desayunador con sus donaciones. Aparecieron las tortas de las abuelas, los panqueques de mamá, el café comprado a precio mayorista aprovechando la compra del negocio de tío, etc. Incluso algunos padres pasaron a ver el trabajo de sus hijos cuando sus horarios laborales se lo permitieron.

Los alumnos al terminar el curso dejaron la escuela y comenzaron una nueva etapa, se llevaron el desafío de seguir ampliando la mirada prendieron a no tener miedo, a acercarse al que sufre, a tender una mano, a ser puente.

La pandemia frenó este proyecto, estoy segura que pronto lo retomaremos.

De todos modos ya estamos planificando cosas nuevas. En estos días Dios dirigió nuestra mirada hacia la cuenca del Riachuelo, el río más contaminado de la ciudad de Buenos Aires está a escasos 700 metros de la escuela. Ya nos contactamos con algunas organizaciones que trabajan para sanear esas aguas.

Con mucha humildad nos preguntamos cuál es el desafío que podemos asumir como comunidad educativa. Todavía no tenemos la respuesta. Lo que sí tenemos son algunas certezas:

  • La experiencia nos muestra que la escuela es el lugar donde se producen los grandes cambios sociales.
  • Ningún cambio se dá de un día para el otro. Se va gestando día a día. Se nutre de la experiencia colectiva.
  • Precisamente esa experiencia colectiva que comienza en el salón de clases nos abre las puertas de cada familia.
  • Una escuela que abraza el compromiso ecológico promueve familias comprometidas con el cuidado de la casa común.

La pandemia no nos frena, nos potencia. Paz y bien!!

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JUZGAR:

Nos iluminamos con estos documentos:

  1. El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que lascosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo. Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos.
  1. Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concientización. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios». Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.

ENCÍCLICA LAUDATO SI

  1. Quiero destacar la solidaridad, que «como virtud moral y actitud social, fruto de la conversión personal, exige el compromiso de todos aquellos que tienen responsabilidades educativas y formativas. En primer lugar me dirijo a las familias, llamadas a una misión educativa primaria e imprescindible. Ellas constituyen el primer lugar en el que se viven y se transmiten los valores del amor y de la fraternidad, de la convivencia y del compartir, de la atención y del cuidado del otro. Ellas son también el ámbito privilegiado para la transmisión de la fe desde aquellos primeros simples gestos de devoción que las madres enseñan a los hijos. Los educadores y los formadores que, en la escuela o en los diferentes centros de asociación infantil y juvenil, tienen la ardua tarea de educar a los niños y jóvenes, están llamados a tomar conciencia de que su responsabilidad tiene que ver con las dimensiones morales, espirituales y sociales de la persona. Los valores de la libertad, del respeto recíproco y de la solidaridad se transmiten desde la más tierna infancia.[…] Quienes se dedican al mundo de la cultura y de los medios de comunicación social tienen también una responsabilidad en el campo de la educación y la formación, especialmente en la sociedad contemporánea, en la que el acceso a los instrumentos de formación y de comunicación está cada vez más extendido»

ENCICLICA FRATELLI TUTTI

  1. En muchos adolescentes y jóvenes despierta especial atracción el contacto con la creación, y son sensibles hacia el cuidado del ambiente, como ocurre con los Scouts y con otros grupos que organizan jornadas de contacto con la naturaleza, campamentos, caminatas, expediciones y campañas ambientales. En el espíritu de san Francisco de Asís, son experiencias que pueden significar un camino para iniciarse en la escuela de la fraternidad universal y en la oración contemplativa.

EXHORTACION POST SINODAL  CRISTO VIVE

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ACTUAR:

# Preguntas para la reflexión de la fraternidad:

  1. Verificamos juntos el impacto en el medio ambiente de nuestro estilo de vida familiar actual.

Proponemos analizar ocho ámbitos de la vida diaria, sabiendo que las propuestas pueden tener diferentes aplicaciones en diferentes partes del mundo. Esto no significa que todos deban analizarse al mismo tiempo: es mejor empezar por los que se consideran de estilo más incisivo de vida. Los puntos que se pueden utilizar para dialogar son:

  • agua
  • energía
  • desechos, residuos
  • papel, pilas, sustancias tóxicas
  • transporte
  • alimentación
  • consumo
  • liturgia y oración
  1. A partir del análisis anterior, la Fraternidad preparará un programa realista para la mejora del cuidado de nuestra casa común en la vida familiar, que será evaluado periódicamente para poder acompañar éstos nuevos desafíos.

ORACIÓN POR NUESTRA TIERRA

Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.