INFORME DEL MINISTRO GENERAL
Con una Orden que se extiende por todo el mundo, a veces es difícil obtener un censo exacto de sus miembros. Sin embargo, “podemos decir que el número total de franciscanos seglares en todo el mundo es más o menos de 200.000 y la Juventud Franciscana ronda los 60.000”, dijo el Ministro general Tibor Kauser, OFS, al Capítulo general en su discurso sobre el estado de la Orden del 10 de noviembre.
El informe abarcaba el período de tres años transcurrido desde el último Capítulo General, un tiempo “intenso” en el que se han puesto en práctica una serie de prioridades identificadas en la reunión de 2021, a pesar de las interferencias de la pandemia COVID-19, señaló.
Entre los logros está el establecimiento de tres secretariados permanentes para Formación; Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC); y Comunicaciones, centrándose así en la expansión de los materiales de formación, orientando a las fraternidades de todo el mundo sobre temas de JPIC y reforzando la comunicación dentro de la Orden y con el mundo en general. Hay comisiones y equipos de trabajo que se ocupan de otras necesidades de la Orden, desde la financiación hasta las herramientas vocacionales, pasando por la Juventud franciscana.
Sobre la situación de la Orden, Tibor señaló que la Orden Franciscana Seglar estaba presente en 115 países de todo el mundo, compuesta por:
• 70 fraternidades nacionales constituidas
• 21 fraternidades nacionales emergentes
• 20 lugares en los que la OFS está presente: algunas fraternidades locales están en proceso de constitución canónica, otras están en la fase inicial de creación de una primera fraternidad local.
• 4 casos especiales que por diversas razones deben estar bajo el cuidado directo de la Presidencia del CIOFS.
La Juventud Franciscana, añadió, está presente en 65 países. Más de 22.000 miembros están inscritos en fraternidades. Aproximadamente 700 miembros de la JuFra son también miembros profesos de la OFS.
“El número de hermanas y hermanos en las distintas fraternidades ha disminuido”, afirma Tibor. Aunque el envejecimiento y las atracciones mundanas pueden estar entre las causas, “todavía tenemos que preguntarnos”: ¿Estamos siguiendo a Cristo “de una manera que atraiga a los demás y resulte atractiva del modo que caracterizó la vida de San Francisco?”.
Y añadió: “No debemos desanimarnos… Es más pertinente que nunca mantener claros los valores evangélicos, tener una visión clara del modo de vida evangélico y utilizar los medios y herramientas contemporáneos para reforzar los lazos fraternos…”. Esta es nuestra respuesta al clamor de las personas aisladas de hoy, que se tambalean porque carecen de valores seguros y ciertos y buscan la satisfacción inmediata en los bienes materiales, y se alejan cada vez más del Dios invisible, trascendente y eterno, que nos ofrece su amor eterno y la vida eterna.”