El día comenzó con entusiasmo y un sentido compartido de esperanza y misión, gracias en parte al ministro general de los frailes franciscanos conventuales, así como a la Juventud Franciscana, o JuFra.
Fray Carlos Alberto Trovarelli, OFM Conv., ministro general, dijo que era “un verdadero privilegio” ser invitado “a presidir la Eucaristía” en el Capítulo General de la OFS el 15 de noviembre.
“Sois la Orden franciscana más grande del mundo, y eso es algo verdaderamente maravilloso”, dijo al comienzo de su homilía.
“Sin embargo, en lugar de consideraros ‘privilegiados’, vivís el carisma con sencillez y minoridad. Sólo vosotros sabéis lo que significa seguir al Señor en medio de la sociedad, en ‘el mundo’. ¡Bien hecho! Sois valientes”.
En su homilía animó a todos a vivir con sabiduría – “la sabiduría que Jesús nos propone”; a saber, “escuchar la Palabra, participar en una fraternidad o en una comunidad, vivir la vida de Dios en la fe, ser miembros alegres de la Iglesia — todas estas son herramientas que nos ayudan” a afrontar los retos y problemas de la vida, para que no olvidemos que “nuestra llamada, nuestra vocación es ser testigos de la trascendencia”.
Y añadió: “La felicidad se encontrará en el amor que hemos dado a los demás y no en el amor que hemos mendigado”.
Dos miembros de la JuFra tocaron la guitarra y cantaron con gusto, impregnando con su alegría la celebración de la Eucaristía. El Consejero de Presidencia de la JuFra, Félix Chocojay, OFS, y el Consejero de Área de la JuFra, Diego Ventura, OFS, pasaron del canto a un informe de la sesión general sobre la situación de la Juventud Franciscana en todo el mundo. Otros consejeros de área de la JuFra también se unieron a la presentación.
Reconociendo que toda misión comienza con un simple “SÍ”, la JuFra se enfrenta al mundo de hoy dando un testimonio de fe.
La presentación comenzó con un vídeo musical que hizo que algunos capitulares y observadores se balancearan en sus asientos. El vídeo y el reportaje destacaron el gran atractivo de divertirse mientras exploran su fe católica y se extienden de forma práctica en el servicio a los vecinos y a la comunidad.
Félix, que procede de un pequeño pueblo de Guatemala, señaló que su “sentido de pertenencia a la vida franciscana” y su vocación franciscana se han fortalecido “gracias al testimonio de vida de muchos hermanos y hermanas que he conocido en todo el mundo”.
Declaró: “La JuFra recorre el mundo a pie, proponiendo una vida en fraternidad, que ayuda a contrarrestar la ideología del individualismo que amenaza a tantos jóvenes en estos tiempos.”